Si son empleadas correctamente son herramientas que sirven para informar y enseñar. Son una gran fuente de información con contenidos lúdicos e interesantes de gran utilidad en la vida diaria que amplía nuestros horizontes.
Sin embargo, también son armas capaces de modificar conductas, pensamientos e incluso creencias. Son medios de comunicación en las que abundan contenidos realmente negativos o ilegales que no hacen otra cosa que confundir y crear hábitos insanos a la población en general pero el grupo más vulnerable somos los adolescentes.
Muchos de nosotros identificamos con el mundo real con lo que observamos en la tele o internet.
De ahí que la reiterada exposición de violencia, explotación del sexo y el placer o los modelos estereotipados que se presentan provocan una grave distorsión de la realidad, lo que provoca comportamientos violentos y de riesgo como las relaciones sexuales precoces; dando como resultado un incremento de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.
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